Siempre he tenido miedo de mis deseos o de lo que puede venir con ellos, por eso trato de no desear nada.
Sin embargo, hay veces en que igual lo hago... entonces sucede.
Y es que es casi inevitable desear, cuando uno quiere algo de veras, es instintivo, viene de dentro, surge como un hipo, como un golpe en la cara y siempre, siempre hay un duende esperando oírnos; y estos siempre logran su objetivo, e irrumpen en nuestra vida con una sorpresa idiota, con una sentencia fatal y bajo la excusa de que nosotros lo deseamos.
Qué absurdo… cómo podía ser lo mismo para una mujer desear “no estar nunca más sola” que quedar embarazada.
Sin embargo, hay veces en que igual lo hago... entonces sucede.
Y es que es casi inevitable desear, cuando uno quiere algo de veras, es instintivo, viene de dentro, surge como un hipo, como un golpe en la cara y siempre, siempre hay un duende esperando oírnos; y estos siempre logran su objetivo, e irrumpen en nuestra vida con una sorpresa idiota, con una sentencia fatal y bajo la excusa de que nosotros lo deseamos.
Qué absurdo… cómo podía ser lo mismo para una mujer desear “no estar nunca más sola” que quedar embarazada.
Posteo original en: Ticha... en espacio de MSN
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