8/18/2009

Ayer mi hijo me sorprendió:

-Bea, por qué estos días estás más callada, más triste y hasta más seria...

No supe que decir, la verdad es que fue como pararme frente a una puerta y luego temer tocar la manilla, no pude ni siquiera asomarme una rendija y sólo dije no sé. Y es verdad, no sé. No sé porque de pronto he preferido las tardes en silencio, porque prefiero mantenerme con ambos pies sobre el suelo y no quiero dejarme llevar por los juegos y las sin razón de muchas veces.
Lo he pensado tal vez sólo sea que temo dejarme llevar por las ideas locas del día a día y terminar acostumbrándome a no tener un trabajo fuera de casa como el reemplazo que estuve haciendo, quizás sea que le temo a la entretención sin sentido de pasar las horas cociendo cosas sin destino o escribiendo aquí, editando fotos, etcétera, todo lo que me entretiene, me absorbe pero no es productivo... no sé

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